El retorno de Jafar
De primeras nada tiene que ver uno y otro, pero si me lees te aseguro que acabarás encajando ambas ideas.
Inicie este blog con la idea de contar mi experiencia estableciendo un deporte, el correr, como hábito de vida. Y por supuesto, si has leído los capítulos anteriores verás que no lo conseguí, y que además tampoco conseguí finalizar este proyecto, considerando que tenga un final.
La idea en mi cabeza era muy guay, compartir con quién quiera mi experiencia, mis avances, mis pasos... Pero la vida no es como la imaginas en tu mente, contamos con variables inesperadas. Compartimos el mundo y las vivencias con otras personas, que además tiene también objetivos, igual que tú. Esto implica que esas personas llevaran acciones que te afectarán a ti, si te gusta como si no te gusta. Pongamos un ejemplo, la magia de hacerlo evidente.
Ayer por la mañana me propuse salir a correr a las 7:00, pero esa noche mi hija no se encontraba bien y se despertó a vomitar un par de veces. Por lo tanto a las 7 de la mañana lo que quería era descansar un poco más, además teniendo en cuenta que el resto del día tengo que trabajar y hacerme cargo de un montón de otras responsabilidades, lo más inteligente es descansar. Mañana tengo más tiempo libre de manera que haré ese entreno.
Es simple, fácil de entender no tiene complicación, vivimos en sociedad y por eso nuestras historias se entrelazan y a veces lo que hacen los demás repercute de manera directa en lo que nosotros queremos. Pero lejos de comprender este hecho nos aferramos a la idea, al imaginario que tenemos en nuestra mente donde nos despertamos a las 7 para ir a correr y todo es fantástico de color de rosa. Por lo que te quedas descansando a la vez que te vas dando latigazos por no cumplir con ese ideal, por no hablar de que has visto en redes sociales que hay 15 más (que obvio no son como tú, no tienen tu vida ni tu historial de vida) que sí que han salido, así que añades otro látigo más. El látigo que no falte.
¿Significa esto que la culpa de no haber conseguido mi objetivo es de los demás? NO
La culpa no sirve para nada, como me decía mi hija con 5 años. Pero la responsabilidad de no haberlo conseguido es mía, de nadie más. Primero porque seguro podría haber hecho más para conseguirlo, segundo por no saber marcar un objetivo más concreto y coherente conmigo misma.
Pero señores... entre el blanco y el negro hay toda una escala de colores.
Por eso estoy aquí de nuevo, porque es cierto que no acabe de relatar mi experiencia con el correr, porque es cierto que no he asimilado este deporte como un hábito, también es cierto que hoy día no me veo capaz de correr más 20', me cuesta horrores salir a correr con estas calores, me da pereza, sé que me haría bien, sé que es bueno para la salud y aún así me cuesta hacerlo. Pero existes los colores, he aprendido empíricamente lo bien que me sienta, como gano energía con ello y no la pierdo. He comprendido que no tengo porqué ser esa persona que sale a correr casi a diario, para mí es suficiente con hacerlo cuando lo necesito. He comprendido que no pasa nada si en lugar de correr salgo a caminar, que no pasa nada si en lugar de correr hago una sesión de yoga más intensa, o voy a nadar o hago un entreno de fuerza incluso si no hago nada.
He dejado de escribir este blog porque quería entradas "perfectas". Que todo tuviese un sentido, una coordinación, un porque... pero he comprendido que más vale hecho que perfecto (lo que comentábamos de los colores). Que no puedo compararme con personas que se dedican a esto, yo me dedico a otras cosas, mi vida es otra, mi situación es otra. No digo ni mejor ni peor, sólo diferente, única. Todos somos únicos, maneras de hacer y de pensar diferentes, situaciones diferentes, por lo tanto dejemos de compararnos, de mirarnos en el espejo de otro y continuemos avanzando en nuestro camino, único e irrepetible.
Sin más dilación, no sé que sucederá pero...
He vuelto.
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